Es la aplicación de un recubrimiento de zinc, unido metalúrgicamente al acero, con el objetivo de evitar la corrosión. Lo que alarga la vida de tu inversión.
El hierro y el acero se oxidan rápidamente cuando están expuestas a la acción de la atmósfera y el producto de la oxidación que es esencialmente un óxido de hierro hidratado, y que no protege al metal base, por ello éste sigue atacándose y llega a destruirse totalmente. Una forma de evitar el óxido o corrosión es cubrir la superficie con una barrera impermeable para evitar que la humedad o el aire lleguen al metal. Las capas de pintura se deterioran con el tiempo y entonces permiten el paso de la humedad. Una vez que esto sucede el metal empieza a oxidarse y se deteriora rápidamente.
Se ahorran gastos de conservación por la nula corrosión en un rango de 20 a 50 años. En atmósferas rurales esta duración es generalmente superior a los 50 años y de 20 a 25 años, o incluso más, en un ambiente industrial severo.
La elevada protección que proporciona este sistema, supera frecuentemente la vida prevista para las instalaciones, lo que hace innecesario, en la mayoría de los casos, el mantenimiento.
La gama de productos que se pueden galvanizar es muy amplia, de tal manera que sirve tanto para la protección de piezas pequeñas como: herrajes, piezas de fierro colado o tornillos, hasta tubos o piezas estructurales de grandes dimensiones.
Debido a que en la mayoría de los casos el material galvanizado por inmersión en caliente no requiere mantenimiento se disminuye el uso de pinturas y solventes, lo cual reduce la contaminación e impacta positivamente al medio ambiente.
Los diferentes elementos que constituyen los cuerpos soldados pueden unirse mediante los mismos métodos de soldadura que se utilizan normalmente para el acero en negro, es necesario adecuar la técnica operatoria y los parámetros de soldeo a las condiciones particulares del material galvanizado. Las zonas de recubrimiento quemadas por efectos del calor se pueden restaurar fácilmente mediante pinturas ricas en zinc.
Para efectos de lograr un adecuado pintado de sus elementos Galvanizados, favor de comunicarse con nosotros para ofrecerle asesoría técnica en cuanto a este punto.
Estas soluciones sirven para eliminar la mayoría de los aceites solubles y lubricantes que se usan al fabricar las piezas.
Para la mayor parte de las piezas a tratar, esta es la primera operación que se realiza y, mediante tratamiento con ácidos, se eliminan las cascarillas de fabricación y el óxido que se haya formado en la pieza.
Tiene por objeto proteger las piezas de la oxidación después de que han sido decapadas, además de permitir una buena adherencia y escurrimiento al zinc sobre el acero.
Después de la limpieza, el material a ser recubierto es sumergido en un baño de zinc fundido, manteniendo una temperatura aproximada de 450° C. El espesor de la capa de zinc es proporcional al tiempo de inmersión.
Este es el paso final del proceso y aquí los productos son inspeccionados para asegurar la integridad del recubrimiento, asimismo el espesor de la capa es medio para verificar que este sea de acuerdo a las normas.
Como una protección-barrera, el galvanizado provee un recubrimiento tenaz de zinc metalúrgicamente unido que cubre completamente la superficie del acero con una capa de aleación zinc-hierro, la cual tiene mayor dureza que el acero base. Esto provee una capa exterior flexible con una adhesión más fuerte y una excepcional resistencia a la abrasión.
Una característica adicional del Galvanizado por Inmersión en Caliente, es que la capa de zinc-hierro crece perpendicularmente a la superficie del acero. El efecto que esto tiene en las esquinas y aristas de los materiales es que el recubrimiento ahí es generalmente más grueso que el recubrimiento de alrededor. Esto es un marcado contraste hacia otros tipos de recubrimientos protectores que tienden a adelgazarse en las estas zonas de los materiales.
El recubrimiento de galvanizado es más resistente al deterioro físico que una capa de pintura. La totalidad de la superficie de las piezas queda recubierta tanto interior como exteriormente. Igualmente con las rendijas estrechas, los rincones y las partes ocultas de las piezas, quedando cubiertas.
Incluso si en el recubrimiento hay pequeñas áreas al descubierto (tales como raspaduras) por mal manejo, éstas quedan protegidas contra la oxidación. Esto se debe a la diferencia de potencial electroquímica entre el zinc y el hierro, por lo que el primero se consume con preferencia a este último y le proporciona de esta manera una “protección de sacrificio o catódica”. Este tipo de protección es una de las principales virtudes de los recubrimientos obtenidos en caliente.
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